Pura energía mediterránea.
Courtesy of La Mamounia
Vibraciones, naturaleza, arquitectura.
Las culturas se entrelazan, la luz deslumbra e inunda el ojo en una explosión de sensaciones que acogen, intrigan y sorprenden.
Un rincón del Mediterráneo que deja sin aliento a cada encuentro.
El descubrimiento de lugares privados, lujosos, únicos y refinados se ve acompañado con natural continuidad por un caos armonioso y abarrotado en el que una energía vibrante se alterna al ritmo de colores, sonidos, ruidos, olores penetrantes y aromas embriagadores. El poder que desprende esta tierra es inexplicable, contagioso, imposible de olvidar. Alimenta la mirada, el corazón, la mente, el alma.
Los contrastes de color crean una quietud especial en Marruecos, irrepetible en cualquier otra parte del mundo.
Marrakech se asemeja a un decorado que toma forma espontáneamente cada día en el que el ser humano, la naturaleza, la historia, la arquitectura y la cultura conviven, se comunican y armonizan al ritmo de este lugar extraordinario.
Historias e identidades tan diferentes que convergen aquí en una única realidad, perfecta en su desorden.
De los tejidos a la joyería, de la cerámica al arte de los zelliges, de la naturaleza monumental a los elegantes y exuberantes jardines que esconden los riads, todo tiene su lugar y al mismo tiempo conforma la identidad del siguiente. Un juego de intercambios que parece no suceder y que, en cambio, es concreto, cotidiano.
En la abarrotada Medina, sus laberínticas callejuelas son un remanso de tradición, cultura, arquitectura y artesanía.
A su alrededor, se extiende el desierto, se abre, deja que los colores de la tierra realcen los contornos de la naturaleza. Aquí, de forma inesperada, la arquitectura contemporánea conecta con el paisaje a través de un vínculo marcado por materiales, formas y colores inspirados en el desierto.
Y aquí también, los cactus, de líneas esculturales, trazan el diseño de jardines extraordinarios en los que el azul Majorelle realza la belleza de la arquitectura tradicional.
Un contexto auténtico, en el que incluso la hospitalidad se transforma en una experiencia única. La Mamounia Palace de Marrakech tiene una historia centenaria, donde la arquitectura típica pervive en un concepto de hospitalidad refinada, nunca exagerada, donde el lujo se encuentra en cada detalle. Los establecimientos hoteleros evocan el arte de vivir marroquí: la relajación es un momento privado, lejos del bullicio, dentro de riads superexclusivos donde la belleza y el confort son las señas de identidad. Así, el Royal Mansour o La Sultana se abren a los huéspedes para contar, en su historicidad, la esencia de esta tierra caleidoscópica en sus costumbres, tradiciones, paisaje y arquitectura.
Courtesy of La Mamounia
Courtesy of La Mamounia
Marrakech es una ciudad inclusiva y especial, semillero de talento creativo y destino exclusivo para jefes de Estado, actores, artistas y diseñadores de moda, que han encontrado aquí un oasis secreto de relajación, inspiración y estímulo para la creatividad.
Un lugar de ayer, de hoy y de mañana que se abre al mundo con su historia, sus tradiciones y su contemporaneidad atemporal.